Nosotros nacimos en la empresa. No porque el parto haya sido sorbe un escritorio, sino porque somos hijos de la generación de empresarios PyMES.
Nuestros padres nos llevaban a trabajar en las vacaciones y los feriados, los acompañábamos en viajes de negocios y en casa se escuchaba sobre la empresa.
En nuestros casos, la familia y la empresa eran una sola cosa.
Nosotros, los hijos, somos en muchos casos la primera generación profesional de la familia o por lo menos una mayor formación académica. Vemos la empresa con sus defectos pero también vemos en ella el gran potencial no explotado.
El “hijo de la empresa” discute con los fundadores pero porque en definitiva, quiere lo mismo. Una empresa exitosa se traducirá en éxito para la familia, para el personal, para el barrio y para la comunidad.
Nosotros somos aquellos que decidimos quedarnos en la empresa familiar, y existen diversas razones. No confundir el que no tuvo otra opción con el que decidió quedarse. Este último obtiene de la empresa más que dinero, tiene una relación emocional que lo obliga a cuidarla como su propia casa. Es que de alguna manera, lo es.
El “hijo de la empresa” tiene una filosofía mucho más inclusiva y adaptada a los tiempo actuales: entiende que su negocio crece si le va bien al país.
Las problemáticas actuales en cuanto a empleo y competitividad podrían solucionarse más rápido si pudiera reconocerse que el “hijo de la empresa” tiene mucho que aportar al país. Que, en algunos casos, necesita ayuda del Estado, pero que está dispuesto a asumir riesgos. Además de esperar inversiones millonarias de empresas multinacionales, podríamos buscar inversiones locales apoyando y financiando a las, aproximadamente, quinientas mil PyMES existentes.
He tenido la suerte de encontrarme con muchos de estos “hijos de la empresa” en el camino. Colegas, proveedores, clientes y amigos. Estoy seguro que la Pyme Familiar es un importante motor de la economía de nuestro país, como lo comenté en mi artículo “Otra generación de empresarios”.
Permitamos que cada uno, desde su pequeño lugar, pueda aportar por el desarrollo de nuestro país. Porque el círculo virtuoso de la economía solo podrá ser posible con empresarios más comprometidos.